La semana pasada, el líder norcoreano Kim Jong-un estuvo en el programa de Susana Giménez, donde ya había estado en 1998 con motivo de su 15° cumpleaños (de Kim, no de Giménez). Distendidos y entre risas, conversaban en vivo sobre la reciente definición de la CopaDavis cuando, sorpresivamente, la conductora argentina le pidió absoluta franqueza y le preguntó si verdaderamente tenía ganas de bombardear a alguien. El mandatario asiático adoptó un rictus severo y, tras unos segundos en los que el director de cámaras deseó colocar una imagen fija de Snoopy, contestó: “Sí. De hecho, tengo planeado bombardear Corea del Norte el año próximo”. “¡Pero Corea del Norte es su país!”, exclamó la diva con asombro. “Hay que demostrarle al mundo occidental capitalista que somos capaces de cualquier cosa”, explicó Kim. “Tranquila –agregó–. Solo va a afectar a los habitantes del norte del territorio. Y alguno pienso dejar”. “¡¿Vivo?!”, preguntó sonoramente Susana. Pero enseguida se rió y la entrevista derivó hacia otros temas, como el mito de que cortarse el pelo como Kim previene enfermedades como el raciocinio. De cualquier forma, a la mañana siguiente, además de reacciones diversas por parte de líderes de potencias occidentales (que, por cierto, se tomaron la iniciativa del norcoreano con bastante beneplácito), muchos fueron los medios que se hicieron eco de la grave afirmación del muchacho. Hubo incluso periodistas inescrupulosos que utilizaron el comentario del bombardeo para titular la noticia dando por sentado que el hecho ocurrirá. Ojalá justo anden de vacaciones por la península de Corea cuando Kim Jong-un dé rienda suelta a su capricho.
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